Axel y el día después: el peronismo bonaerense ganó la batalla, pero no la guerra

09 de septiembre de 2025Jess BergesJess Berges
Kicillof-triunfo-1-1

Con el diario del lunes todo parece más fácil. La victoria del peronismo por 14 puntos sobre La Libertad Avanza en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre fue contundente. Sin embargo, llegar hasta acá no fue sencillo ni evidente.

El antecedente de 2023

En 2023, cuando el kirchnerismo —con Máximo Kirchner a la cabeza— le ofreció ser candidato presidencial, Axel Kicillof prefirió quedarse en la provincia. No era solo una cuestión de convicción: estaba convencido de que se venía una derrota nacional y corría el riesgo de quedarse sin nada, ni Nación ni Buenos Aires. Así, Sergio Massa terminó encabezando la fórmula presidencial.

El resultado fue claro: Milei ganó la presidencia, Massa cayó, pero Axel, en la provincia, obtuvo más votos que el candidato presidencial de su espacio. Ese dato lo reposicionó automáticamente: mientras el peronismo sufría una derrota histórica, el gobernador emergía como el dirigente con mayor caudal electoral propio.

Ese proceso tuvo su propio capítulo de tensión: el cierre de listas fue una auténtica batalla campal. Hubo cortes de luz sospechosos para estirar los plazos de entrega de boletas y, en medio de la rosca interminable, a Kicillof lo llegaron a tildar de “traidor” dentro de su propio espacio. La interna estaba desbordada y, al no aceptar la candidatura presidencial, Axel quedó expuesto a fuego cruzado de todos lados.

Pese a todo, empezó a mostrar gestos de proyección nacional: viajó a Santa Fe en medio de la crisis por el narcotráfico y llevó patrulleros —gesto criticado por los medios que le reprochaban desatender la inseguridad bonaerense— y se mostró con gobernadores de otros partidos, construyendo lazos por fuera del PJ tradicional.

De hecho, Axel comenzó a disputar la conducción del peronismo. Eso fracturó al espacio: La Cámpora por un lado, y por el otro La Patria es el Otro, que luego derivó en el Movimiento de Derecho al Futuro. Como esta corriente aún no tenía partido propio, al momento del cierre de listas terminó recurriendo al partido de Alberto Fernández para presentar boletas paralelas.

Las legislativas de 2025

De cara a las legislativas de este 7 de septiembre, Axel tomó una decisión que en su momento fue duramente cuestionada: desdoblar las elecciones. La mayoría dentro del peronismo lo criticó pensando que esa jugada perjudicaba al movimiento: se decía que los intendentes iban a poner todos los fierros en sus propias listas, que el aparato se gastaría en provincia y que en octubre, en las nacionales, no habría quien las milite. En ese contexto, la apuesta parecía un tiro en el pie.

Hoy, con los resultados en la mano, la jugada se muestra como estratégica. Kicillof blindó la provincia, consolidó al peronismo como fuerza ganadora en Buenos Aires y, sobre todo, se posicionó como el dirigente con más volumen político del país.

Lo logró con amplitud: 14 puntos por encima de LLA, pese a las operaciones mediáticas que lo pusieron como blanco predilecto (inseguridad, coparticipación, traiciones internas).

La victoria no puede explicarse solo por el escándalo de la Andis y los audios de Karina Milei cobrando el famoso 3%. Ese hecho incidió, claro: decepcionó a una parte del electorado libertario y generó abstención. Pero en Buenos Aires el voto siempre es económico. El malestar social se alimenta del bolsillo, no de la moral. En un país con salarios dignos y consumo interno fuerte, ese escándalo hubiera pasado con menos impacto. En este contexto, en cambio, pegó fuerte.

Milei, mientras tanto, se dedicaba a hablarle al mercado financiero y no al pueblo: “muchachos, quédense tranquilos que voy a ir más a fondo”. La gente entendió el mensaje: gobierna para el establishment, no para ellos.

La política y la cultura

En ese clima también jugaron otros factores. Los recitales de Lali Espósito, perseguidos por el presidente, se convirtieron en un símbolo cultural y un gesto político. En plena campaña, una artista popular desafiando al poder no es un detalle menor: forma parte del pulso social que también se expresó en las urnas.

Lo que viene

El gobierno nacional se desmorona y ya no alcanza con culpar al kirchnerismo. Octubre traerá otro desafío: conseguir diputados y senadores para equilibrar el Congreso y resistir desde ahí. Después, vendrá el 2027.

Por lo pronto, Axel Kicillof no solo ganó una elección. Demostró que, pese a internas, operaciones y desgaste, sigue de pie. Y hoy es, guste o no, el gran ganador de la política argentina.

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