NRG 101.1: La historia jamás contada

Alejandro Oscar Fernández nació en Buenos Aires el 10 de abril de 1970. Desde muy joven mostró una profunda vocación por la comunicación: a los 16 años fundó, junto a su padre, FM Soft Radio Pontevedra, una radio zonal que funcionó por más de 30 años en Pontevedra, Merlo, en el oeste del conurbano bonaerense. Se formó profesionalmente en el ISER, donde estudió locución y periodismo.

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A los 20 años, fue responsable de una de las movidas más innovadoras de la televisión musical argentina: la creación del canal Music Top, transmitido por Telecentro. El canal fue pionero en acercar contenidos de videoclips internacionales al país, funcionando bajo licencia de MTV Internacional y marcando el inicio de la televisión musical por cable en Argentina.

Con apenas 22 años, Fernández fue convocado por el entonces diputado nacional Alberto Pierri, quien le ofreció hacerse cargo de una nueva emisora. “Él me dio la radio, que era una Ferrari, y yo le puse el motor”, resume Alejandro. Pierri fue un verdadero visionario al confiar en un joven con ideas frescas, que terminaría revolucionando la radiofonía juvenil en la Argentina.

El 2 de diciembre de 1992 nació oficialmente Radio Energy, más conocida como NRG 101. La emisora fue un fenómeno cultural. Su propuesta musical basada en electrónica, dance y pop internacional, sumada a un lenguaje visual y sonoro inédito hasta entonces, la convirtió en una marca generacional. Desde su sede en San Justo, NRG logró desafiar a las grandes emisoras del centro porteño y conquistar al público joven con un estilo dinámico, moderno y fresco.

NRG no solo irrumpió en un escenario dominado por el rock, sino que lo desafió abiertamente: su fiesta en el estadio Obras Sanitarias —templo del rock argentino— reunió a más de cinco mil personas, marcando la primera vez que un evento de música electrónica colmaba ese espacio. “Desafiamos a los grandes desde la periferia”, recuerda Alejandro.

Durante esos años, Fernández lideró un equipo de más de ochenta personas entre radio y televisión. Fue mentor de muchos talentos que luego brillaron en los medios: Leo Rodriguez, Bebe Sanzo, Ronnie Arias, Luis Bedini, Pato Galván, entre otros. La curaduría musical era su especialidad: “Escuchaba un tema y sabía si iba a gustar. Me guiaba por el instinto. Teníamos que traducir revistas europeas, llamar a discográficas en plena madrugada. Hoy todo es más fácil, pero entonces había que tener visión.”

Entre los pilares fundamentales del proyecto estuvieron Diego Ricciardi y Marta Gaba, a quienes Alejandro describe como “mi inteligencia artificial de esa época”. Marta se encargaba de investigar, rastrear información y descubrir nuevas propuestas musicales; Diego sumaba energía y producción constante; y Alejandro curaba, dirigía y articulaba todo con una pasión inquebrantable.

Pero el verdadero motor de NRG fue su forma de trabajar: intensa, obsesiva y apasionada. Alejandro armó el equipo uno por uno, buscando no solo talento, sino compromiso real con la audiencia. Supervisaba todo: la estética, el tono, la comunicación. “Ese nivel de entrega ya no se ve en los medios argentinos. Hoy todo pasa por ahorrar plata, cuando en realidad no se trata de plata: se trata de ponerle el corazón.” Y agrega: “La falta de todo eso fue lo que terminó matando a Energy”.

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NRG, en su espíritu veloz y vibrante, tuvo una gran inspiración: Rapidísimo, el programa de Héctor Larrea. “Yo era fanático de Larrea”, cuenta Alejandro. “Una vez le pregunté cómo había hecho para llegar tan alto en la radio. Me respondió con tres palabras: creatividad, originalidad y ganas. Y yo seguí esos tres pilares al pie de la letra”. Esa fue la guía con la que construyó Energy y la que, aún hoy, considera esencial para cualquier proyecto que quiera trascender.

Alejandro Fernández también fue pionero en visibilizar la diversidad sexual en los medios argentinos. En pleno apogeo de NRG, protagonizó un cruce con el entonces arzobispo Antonio Quarracino, quien había dicho que los homosexuales debían vivir en una isla. Alejandro respondió al aire con una ironía que encendió la polémica: “Sí, con su propia iglesia… y él como cura”.

La reacción fue inmediata: sanciones, amenazas de sumario, y una fuerte presión por parte de sectores conservadores. En febrero de 1995, Alejandro fue desvinculado de la emisora. Años después confirmaría que su salida estuvo directamente relacionada con su orientación sexual y su activismo desde el aire.

Aunque la radio ya no esté al aire, Energy sigue viva en la memoria de una fauna entrañable: oyentes fieles, exintegrantes, fans de todas las épocas que todavía guardan los discos, comparten canciones, escriben en redes sociales y se emocionan al recordar. No es solo nostalgia, es una forma de sentir, un espíritu que atraviesa generaciones. Gente de todas las edades que se identifica con esa energía única. Por eso, dice Alejandro, duele. Porque NRG no era solo una radio, era un refugio, una comunidad. Y es una tristeza enorme que haya dejado de existir, sabiendo que todavía hay miles esperando que vuelva.

“Para mí fue una gran decepción. No solo porque se terminó una radio, sino porque sentí que algo muy mío, algo que hice con el corazón, se apagaba sin sentido. Fue como perder una parte de mí, algo que construí con tanto amor, con tanto esfuerzo… y que no merecía desaparecer así.”

En medio de una búsqueda intensa por voces que tuvieran carácter, Alejandro organizó un casting de locutores. Llegaron muchos, pero hubo uno que llamó su atención: Arturo Cuadrado. “Me gustó, pero le faltaba algo. Entonces lo puse a repetir 'Energy' más de cien veces. Energy, Energy, Energy… ya no sabía más cómo decirlo. Hasta que, en una, lo dijo. Y le dije: ‘¡Esa!’.” Esa fue la toma que grabaron, y desde entonces quedó para siempre en toda la artística de la radio. Con los años, ese mismo tono se volvió la marca registrada de Cuadrado en muchísimas publicidades nacionales. “Le descubrí algo. Y él lo usó para construir una carrera publicitaria que hoy sigue vigente. Y eso, sinceramente, me hace muy feliz.”

Hoy, Alejandro Fernández reside en Buenos Aires y continúa vinculado a la comunicación. Su atención está puesta especialmente en el potencial de la inteligencia artificial aplicada a la música y los medios: “Si la IA hubiera existido cuando armamos Energy, hubiéramos volado aún más alto. Con inteligencia artificial, podríamos llegar al infinito… a la verdadera energía.”

PD: A pesar del tiempo, la energía no desapareció. NRG sigue viva en miles de oyentes que hoy tienen otras edades, otras vidas, pero que aún guardan esos discos, esas voces, esas canciones. En cada comentario en redes, en cada playlist compartida, en cada recuerdo que vuelve... hay algo intacto. Porque la verdadera energía no se apaga: espera. Y late.

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