Vecinos hartos: protestas en Mar del Plata por una ola de robos

La inseguridad explotó en La Feliz. Anoche, más de un centenar de vecinos salieron a la calle y realizaron un corte pacífico en la intersección de Misiones y Alberti. La consigna fue clara: basta de robos. Con cacerolas, carteles y gritos de indignación, exigieron mayor presencia policial y medidas concretas para frenar una situación que —aseguran— ya es insostenible.

“Hace 10 años que vivo acá, pero en los últimos dos el barrio cambió completamente”, contó una vecina durante la protesta. “Ya no se puede vivir así. Roban en moto, en bicicleta, en auto. La semana pasada a una chica la abordaron seis delincuentes en tres motos y le sacaron la moto a plena luz del día”, relató.

Otro caso reciente que encendió las alarmas ocurrió cuando un hombre salió un momento de su casa para hacer un mandado, dejando la puerta entreabierta. Un delincuente aprovechó el descuido, entró hasta el comedor y robó una mochila con documentos, dinero y objetos personales, mientras la dueña de casa estaba en la habitación con su bebé.

Los testimonios se multiplican y el enojo crece. “A mí me rompieron el auto dos veces para robarme la rueda de auxilio, y eso que ya me la habían robado antes”, lamentó otra vecina. “Una vez fue a las dos de la tarde y la otra a las siete. Con gente caminando por la vereda, y no les importa nada”, agregó.

Los hechos no son aislados. Según los manifestantes, en las últimas semanas intentaron forzar la cortina metálica de un local, se robaron una bicicleta a plena luz del día y hasta se llevaron un auto por Rawson, escapando en contramano por Alberti mientras chocaban vehículos estacionados.

La sensación generalizada entre los vecinos es de desprotección total. Un comerciante del barrio aseguró que los robos ocurren tanto de día como de noche, y reclamó acciones urgentes. “Necesitamos más patrullaje. Si no alcanza con la policía, que venga la Prefectura. No vamos a dejar de protestar hasta que alguien actúe”.

La convocatoria surgió de manera espontánea y no descartan realizar nuevas medidas si no obtienen respuestas. La paciencia se agotó y la comunidad decidió hacerse escuchar.