Explota la guerra Rosemblat-Wiñazki: “Además de gorila, es un jeropa”

El conductor Pedro Rosemblat arremetió sin filtros contra Nicolás Wiñazki, tras las acusaciones del periodista sobre discriminación. El cruce fue brutal, cargado de ironías y fuego cruzado por sus posturas políticas.

Acceso Total23 de junio de 2025
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La polémica entre Pedro Rosemblat y Nicolás Wiñazki alcanzó su punto máximo tras una transmisión del canal de streaming Gelatina, donde el conductor lanzó comentarios irónicos sobre el periodista. Lo que empezó como una sátira terminó en un cruce mediático cargado de tensión ideológica, acusaciones de discriminación y un descargo furioso.

Wiñazki no tardó en responder a las burlas, tildándolas de “gordofóbicas” y “antisemitas”, aludiendo incluso al INADI. En respuesta, Rosemblat fue directo y explosivo: “Parece que si uno se burla de Wiñazki es porque es gordo y judío, y no porque es Wiñazki. Como si nuestras críticas fueran una excusa para discriminar. No somos así, y él lo sabe”.

El conductor recordó que Wiñazki no es una figura inocente en el ámbito mediático: “Es un periodista con años de trayectoria, protagonista de operaciones políticas como el lawfare contra Cristina Fernández de Kirchner. No es un niño al que le hacen bullying en el recreo, es parte de los grandes medios, igual que su padre Miguel”.

En su descargo, Rosemblat también apuntó contra el doble estándar en los medios: “Cuando Lanata dijo que Cristina era una ‘pobre vieja enferma’, nadie gritó gerontofobia. Cuando parodiaron al nieto de Cristina con sonajeros de dólares, nadie habló de bullying infantil. Pero si se critica a Wiñazki, automáticamente se transforma en víctima”.

Además, lanzó una reflexión filosa sobre el rol del periodismo: “Atacan como un ejército y se defienden como Carmelitas descalzas. Se presentan como el faro moral de la Argentina, pero operan sin asumir responsabilidades”.

Rosemblat fue aún más contundente al cerrar: “No odio a Wiñazki, pero me parece un careta. Se escuda en causas justas para evitar las críticas. Es un periodista mediocre que opera para un proyecto político sin hacerse cargo. Y como buen gorila, además, es un jeropa que no puede disfrutar ni su sueño húmedo de ver presa a Cristina”.

Finalmente, negó haber ofendido a colectivos discriminados: “No critiqué a un gordo, a un judío ni a un puto. Critiqué a Wiñazki. Y no le debo disculpas a nadie”.

Este episodio encendió una nueva mecha en la ya polarizada grieta política y mediática argentina, dejando claro que el conflicto entre comunicadores no se limita a las pantallas, sino que refleja profundas tensiones ideológicas que atraviesan a la sociedad.

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